CAP 1 UNA PRUEBA ARQUEOLÓGICA

En las últimas décadas los investigadores de diferentes países han encontrado en las cavernas de altas montañas grandes cantidades de huesos de animales antediluvianos, que hoy se hallan extinguidos, mezclados con huesos humanos. Se conjetura que la gente y las bestias, ante el avance de las aguas, buscaban la manera de salvarse del diluvio acudiendo a lugares elevados; pero esto no habría sido posible si los corpulentos animales que entonces existían hubieran sido enemigos unos de otros, y del hombre, como lo pretende la teoría evolucionista de la lucha por la existencia. Sin embargo, el hecho de haber sido encontrados tales huesos junto con huesos humanos demuestra que, al refugiarse en las alturas, fueron tomados todos por sorpresa y perecieron juntamente por las aguas.

En el libro del profeta Isaías leemos las siguientes palabras; “Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Isaías 11:6-9.

Muchos lectores de la Biblia consideran este trozo como un cuadro alegórico o una imaginación utópica del profeta. Pero nosotros creemos que este pasaje bíblico descubre ante la Humanidad el futuro real de nuestra Tierra y de todos sus habitantes, cuando el perdido reino de Dios sea restablecido con toda su gloria tal como era en el principio.

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