CAP 5 La iglesia, un misterio superior al reino de Dios sobre la Tierra

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La realidad sobre la Iglesia, su naturaleza y su designación en la Tierra y su futuro papel en la eternidad fu un misterio total hasta el tiempo determinado. Ninguno de los santos del Antiguo Testamento hace mención de ella, ni los Salmos de David, ni los Cantares, ni los Proverbios de Salomón, ni los libros de los profetas se refieren a ella. Todos los escritos de los profetas tienen más bien por tema la descripción del reino de Dios en la Tierra y su futura gloria. Sólo se refieren al futuro del pueblo de Israel y su actitud hacia Jehová.



En algunos lugares de la Biblia dicha actitud está ilustrada con cuadros simbólicos, como la actitud de un Esposo, bajo el cual se sobreentiende a Jehová, y la esposa al pueblo de Israel.


Muchos interpretan estos cuadros aplicándolos a la Iglesia y Cristo. Pero la Palabra de Dios no sostiene esta tesis, ya que para los creyentes del Antiguo Testamento la Iglesia era un misterio desconocido.
Este MISTERIO fue revelado por Dios inmediatamente después de la muerte y resurrección de Cristo, ya que apareció como resultado de esta muerte y resurrección.
Cuando Dios hacía el último llamamiento al pueblo de Israel por medio de Esteban, uno de los principales testigos entre los apedreadores era el joven Saulo, de la escuela de Gamaliel, que, al parecer, conocía perfectamente a Esteban. Antes de votar a favor de la muerte de su amigo, escuchó su testimonio y llamamiento. Después de esto, Saulo se transformó en uno de los perseguidores más crueles de la Iglesia primitiva; pero la simiente de la palabra pronunciada por Esteban cayó profundamente en el corazón de Saulo, y en el camino a Damasco esta palabra de testimonio del mártir tuvo su maravilloso crecimiento y florecimiento. Saulo fue súbitamente iluminado con una luz sobrenatural, en medio de la cual pudo ver y escuchar al Señor llamándolo por su nombre.
El que en otro tiempo fue adversario de Cristo y perseguidor de los creyentes es escogido ahora y llamado por Dios, no sólo como su testigo y apóstol, sino como instrumento por medio del cual la realidad de la Iglesia de Cristo, que hasta ese momento era una incógnita para todos, ha sido revelada ante todo el Universo.
Los profetas del Antiguo Testamento en la Tierra y los ángeles en el cielo preveían los sufrimiento de Cristo y su posterior gloria; sin embargo, ellos no sabía que esto tenía que suceder entre los dos períodos del reino; por esto escudriñaban qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos. “A éstos se les reveló que no para sí mismo, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles” (1 Pedro 1.11-12)
El apóstol Pablo, al testificar sobre esta realidad, dice: “que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos de Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales” (Efesios 3.3…10)
Pablo, a quien el Señor escogió como instrumento a fin de dar a conocer delante de todos el misterio de Dios oculto desde la eternidad, llama este MISTERIO de diversas maneras, revelando así su naturaleza interna, su misión en la Tierra y su designación en la eternidad.
Uno de estos nombres o designaciones es el de “Cuerpo de Cristo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo” (Efesios1.19-23)
Actualmente, Cristo aún no lo llena todo en todo, sobre la faz de la Tierra y en el Universo. Porque existen todavía esferas que están ocupadas por otros poderes; están llenas de fuerzas satánicas y sus ángeles. Pero vendrá tiempo cuando estos poderes oscuros serán expulsados y Cristo, el Creador del mundo, llenará todo en todo con sus poderes, con su plenitud; la Iglesia.
Para la mente humana es difícil entender la realidad sobre la Iglesia. ¿Cómo la masa de muchos millones de seres vivos, independiente entre sí, puede constituir un solo cuerpo en Cristo su Cabeza? Dios no nos ha revelado por medio de la Escritura cuántas corporaciones celestiales existen actualmente en el Universo. No obstante, la Biblia menciona algunas de ellas. Por ejemplo; Miguel y sus ángeles es una de tales corporaciones. Parece que Miguel es la cabeza y los ángeles que se encuentran bajo su mando son como su cuerpo. Probablemente ellos se parezcan a él, resplandecen con su gloria, reciben su inspiración y son guiados por él como cabeza (Apocalipsis 12.7).
Más adelante leemos acerca del que en otro tiempo fuera glorioso: Lucifer, transformado en Diablo; y sobre sus ángeles que integran su cuerpo sombrío. Al parecer, Lucifer era la cabeza de una tercera parte de los ángeles. Con su caída como cabeza, toda esta gloriosa masa de ángeles, ese glorioso cuerpo, se cubrió de sombras.

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