CAP 1 UN MUNDO UNIFORMEMENTE REGADO.

Algunos suponen que la Tierra se encontraba en semejante estado hasta la caída del hombre en pecado. Pero no hay duda de que dicho estado del planeta fue hasta el diluvio, porque después de éste Dios dice: “Mi arco (iris) he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra”. Gén. 9:13.

El arco iris es el reflejo de los rayos del Sol en las gotas de lluvia. Si se hubiesen producido lluvias antes del diluvio, sin lugar a dudas debió haber aparecido el arco iris, y Dios no hubiese tenido necesidad de decir “He puesto”, pues aquello que ya existe no es necesario ponerlo otra vez. Por estas palabras se confirma que hasta el mismo diluvio Dios no había hecho descender lluvia a la tierra, “sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra”.

Para nosotros es poco imaginable la Tierra en su aspecto primitivo. En Génesis leemos: “Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión cielos”. Génesis 1: 6-8

Esta realidad bíblica revela ante nosotros el siguiente cuadro: Parte de las aguas de las cuales, y de acuerdo con el testimonio de la Biblia, está formada la Tierra, estaban en la superficie del planeta nuestro; otra parte se separó de ella y se encontraba arriba. Entre las aguas que estaban en la tierra y las que estaban sobre la tierra se establece la expansión llamada Cielo, que sostiene las aguas de arriba. Este hecho nos manifiesta que en el comienzo la atmósfera de nuestro planeta, o su cielo, estaba circunvalada por un círculo o anillo de vapor de agua, semejante a los anillos de Saturno, los cuales podemos observan en nuestros días. La Tierra estaba en la posición de un huevo echado en un tibio nido; las aguas que la circunvalaban la protegían de los excesivos rayos solares, repartiendo su calidez proporcionalmente por todo el globo. Esta agua, además, la defendían del intenso frío del espacio. Y al encontrarse en la posición de un huevo de nido cálido, teniendo la temperatura regular y la irrigación proporcionada, la Tierra estaba cubierta por una exuberante vegetación que suplía las necesidades de cada criatura terrestre.

En virtud de esta condición, nuestro planeta no tenía los polos cubiertos con témpanos de hielo. Tanto en el Norte como en el Sur, en medio de la abundante vegetación pastaban ganado menor y crías de animales gigantescos, así como antecesores de fieras carnívoras contemporáneas, sin ocasionar daño alguno a los primeros.

Aun en nuestros días, en el extremo norte de la nevada Siberia se encuentran gigantescos mamuts que perecieron en alguna catástrofe en los lugares donde pastaban. En las mandíbulas y estómagos de algunos de éstos se comprobó que el alimento vegetal no estaba digerido. Estos hallazgos confirman la verdad de la Biblia acerca del diluvio universal y atestiguan que no existía frío en los Polos.
Verdad es que personas de ciencia pretender aclarar la aparición del mamut en Siberia diciendo que fueron introducidos allí, traídos de otras regiones, en el período ventisqueriano; pero, al aproximarse las gigantescas masa de hielo, no pudieron trasladar las reses de mamuts a lugares más cálidos.

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