CAP 9 Castigos sobre la Tierra

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Pág. 148.150     Castigos sobre la Tierra

Ocupados en asuntos impostergables el superhombre y sus ministros, por tres años y medio soportan las actividades de los santos. Aunque de tiempo en tiempo ellos prueban de impedirles, pero en cada intento sufren severos castigos, como antiguamente Egipto sufría castigos cuando se oponía a Moisés. Los horribles juicios descritos en Apocalipsis se suceden sobre el mundo, repitiéndose exactamente durante todo este período los juicios de Egipto, sólo que en escala mundial mucho más amplia.

La batalla hace tiempo que continua, pero ahora hemos entrado en la última etapa. Toda la atención del anticristo está concentrada en los profetas. Reconociendo su fracaso e impotencia y notando la pérdida de su prestigio y la completa imposibilidad de poder lograr la adoración que reclama en el día señalado; reconociendo su poder y su origen, es decir, que él cuenta también con fuerzas ultra físicas, el superhombre decide entrar personalmente en lucha con los profetas, porque del resultado de esta batalla depende su ulterior autoridad sobre todos los vivientes de la Tierra.

Para mayor reclamo se fija el día del duelo. La radio difunde por toda la Tierra la noticia sobre la decisión del jefe. En la plaza de Jerusalén, donde tiene que efectuarse el decisivo torneo, se instalan aparatos de televisión para que el espectáculo del combate a librarse sea transmitido a todas las naciones.

En virtud de que la lucha es más bien moral que física, como lo fuera en otro tiempo la contienda entre los profetas de Baal y Elías en la época de Acab, los profetas aceptan voluntariamente el llamado y se presentan a la hora señalada en el lugar designado para el duelo. Las radiodifusoras están ubicadas en sus lugares. En toda la faz de la Tierra la gente se congrega junto a sus televisores siguiendo el desarrollo del duelo comenzado.

El resultado de la primer contienda está descrito en dos lugares del Apocalipsis. En el primer pasaje Juan dice: “Y la bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición” Apocalipsis 17:9-12.   En el segundo pasaje leemos lo siguiente:  “Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? Apocalipsis 13:3-4.  Y más adelante, en el mismo capítulo, leemos que el falso profeta seduce a los habitantes de la Tierra para que éstos le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada y vive. Apocalipsis 13:11-15.

Significa esto que Juan ve a la bestia desaparecer y aparecer de nuevo. Ve a la bestia herida mortalmente, pero esta herida sana y los hombres de la Tierra, al ver su repentina y milagrosa curación, adoran al anticristo, diciendo: ¿Quién como la bestia, quién podrá luchar contra ella, o sea, vencerla?.

Algunos comentaristas dicen que estos pasajes son simbólicos e indican el restablecimiento del imperio romano, que “era, desapareció y aparece nuevamente” al final de la Historia. Que este imperio fue herido de muerte o destruido por la espada, pero nuevamente revive o se sana. Pero ¿cómo y por qué los habitantes de la Tierra tenían que seguir tras el herido y sanado imperio romano? ¿Cómo y por qué todos los hombres de la Tierra deben adorar a este imperio y al diablo que lo sanó? ¿Cómo la gente podrá hacer la imagen de este imperio curado, tenerlo junto a sí y orar ante él?.  No tiene sentido tal interpretación.

Las personas que propagaban, no hace mucho, esta teoría elevaban a Mussolini al papel de superhombre, como cabeza del imperio romano revivido y ahora no saben cómo aclarar su fracaso, ya que sus predicciones no se cumplieron. Italia fue vencida, Mussolini fue ejecutado, y en corto tiempo ha quedado olvidado casi por completo.

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