cap. 1 ORIGEN Y CONDICIONES DEL PLANETA TIERRA EN SU PRIMERA ETAPA 'teorías mítico-religiosas (pag. 19-20)

teruruguay@gmail.com (pag. 19-20)

Observando a los moradores de la Tierra desde el lejano pasado y hasta nuestros días, todo hombre pensador -desde el labrador que va tras su arado, hasta el intelectual ocupado en su gabinete- se pregunta; "¿Cuándo y cómo apareció la Tierra? ¿De dónde vino y hacia dónde se dirige el hombre? ¿Para qué existe la Tierra, y qué espera en el futuro a nuestro planeta con su superpoblación?"
Desde tiempos remotos conocidos para el hombre existieron y existen, diversos pensadores, filósofos y religiosos que esforzaron, y esfuerzas intensamente su pensamiento, con el propósito de hallar respuesta para sí mismos a estas preguntas y verter alguna luz a aquellos que se interesan por la historia y destino del mundo.

TEORIAS MITICO-RELIGIOSAS

Desfila ante nosotros una sucesión de sistemas religiosos desde la Antiguedad hasta nuestros días; la religión del antiguo Egipto, de Asiria, de Babilonia, de Grecia, de Zoroastro, de Buda (modernamente traída al Occidente bajo la forma de Teosofismo), el Sintoísmo y muchas otras.  Cada una de ellas presenta una respuesta a la Humanidad a su manera; cabe señalar, empero, que en ninguna de ellas encontramos algo claro y positivo que satisfaga el corazón humano, ya que todas estas religiones están envueltas en la niebla del misterio y las aparentes luces de un misticismo religioso que se pierde en los albores de la Historia.
Para una persona culta existen, en la actualidad, dos importantes respuestas procedentes de dos distintas fuentes. La primera de ellas es la respuesta de la sabiduría de este siglo, que aspira, con la ayuda de observadores e investigadores preparados, a resolver el interrogante respecto al origen de la Tierra y las criaturas que la pueblan,
La segunda es la respuesta Bíblica.

HIPÓTESIS SEUDOCIENTÍFICA

La primera respuesta que se ofrece a los moradores de la Tierra en los pupitres de los colegios y universidades contiene dos hipótesis. Una, la de que billones de años atrás nuestro planeta era una masa de materia ígnea, separada del Sol, y se hizo su compañero en el Universo.

La segunda hipótesis, similar a la primera, afirma que la Tierra se formó de la energía, de la que había gran cantidad en el Universo. Una vez condensada y recibida la debida forma, conocida como masa, por muchos millones o quizá billones de años flotaba en el vasto espacio, sin ninguna vida orgánica en ella.

Finalmente, en determinado momento - no se sabe de dónde - apareció en la Tierra una sustancia denominada "protoplasma". Acerca del origen de la misma, la ciencia no está en condiciones de aclarar nada; no obstante, siguen con la idea de que apareció casualmente. En los ulteriores millones de años esta sustancia cubrió nuestro planeta con vida vegetativa. Alguna vez cierta partícula de protoplasma empezó a producir diferentes movimientos espasmódicos y apareció la vida animal. Bajo el influjo de estos movimientos comenzaron a retoñar extremidades que vinieron a convertirse en pies, brazos, alas y cola y los tales seres se extendieron por el agua, los aires y la tierra por una evolución incesante, de generación en generación. Esto significa, dicho de otro modo, que el animal tuvo deseos de andar y se fabricó por sí mismo las rótulas, tendones, músculos y sistema nervioso que impulsa los músculos. Era ciego, pero sin saber lo que era la luz,  ni las leyes que la rigen, se fabricó por sí mismo un ojo, con su glóbulo, retina, cristalino, glándulas lacrimales, párpados (en algunas especies), y, en todas, nervio óptico,  compuesto por millares de fibras, que traen las diversas imágenes, con sus colores, al cerebro. Siendo sordo, quiso escuchar y  aun desconociendo las leyes del sonido, inventó y construyó el maravilloso y complicado aparato auditivo; etc. etc.

¿Es esto posible?
 Y cuando hubo llegado la ininteligente amiba al grado de mono, una de las razas de simios se convirtió en un homen sapiens, capaz, no tan solamente de hablar y tener pensamientos constructivos (no sólo imitativos, separándose así de todos los individuos de su raza), sino que adquirió también, este robot de carne sin inventor ni constructor, el conocimiento de su propia existencia y los conceptos de tiempo y espacio, hasta el punto de venir a ser capaz de preguntarse: "De donde vengo?, ¿a donde voy? y ¿cómo se originaron las maravillas que me rodean?".

Esta es, en síntesis, la respuesta de la sabiduría de este siglo a la pregunta del orígen de la Tierra y de todo lo que la habita.

¿Es sensata y verosímil?
   La respuesta de la sabiduría de este mundo resulta deplorable, absurda y necia.




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