CAP 10 el armagedón y el fin de esta edad

teruruguay@gmail.com (pág. 165-170)

EL ARMAGEDÓN Y EL FIN DE ESTA EDAD
Llega el momento culminante en la historia de la humanidad como no existió desde los días de la creación del hombre en la Tierra. Se aproxima el momento del así llamado Armagedón. El hombre cayó, vivió en pecados, rechazando a su Creador, obedeciendo las insinuaciones del diablo, pero jamás llegó a una abierta rebelión contra Dios con la insolencia satánica de esos últimos tiempos. El Armagedón es la tentativa de los hombres de la Tierra de luchar físicamente contra Dios.
Mucho se ha hablado y escrito acerca del Armagedón, porque sobre este acontecimiento existen diversas opiniones. Pero nuestra tarea no es entrar en discusión referente a las distintas interpretaciones de los hombres, sino la de seguir estrictamente la enseñanza de la Biblia sobre dicha cuestión.
A la luz de la Biblia vimos el desarrollo de los eventos mundiales hasta el último momento, momento de grandes persecuciones y terribles juicios sobre todos los habitantes de la Tierra. Y ahora, ante nuestra mirada, comienza a desenvolverse el ulterior cuadro, el cuadro del Armagedón.
Cuando Herodes, en su tiempo, había ascendido ilegalmente sobre el trono de los reyes de Israel y oyó acerca del nacimiento del Rey legítimo de la casa de David, se estremeció, y con él toda Jerusalén fue alarmada, es decir, los hombres que compartían con él el poder (Mateo 2.1-15)
Del interrogatorio a los jefes espirituales de Israel, Herodes se entera de que el Rey Mesías debe nacer en Belén y a ese pueblo envía un destacamento de soldados a fin de exterminar a todos los niños de sexo masculino nacidos allí, pretendiendo con ello impedir la aparición del legítimo Rey.
En los últimos tiempos de la historia mundial encontramos un cuadro similar. El diablo ha tomado ilegalmente poder sobre el mundo, haciéndose rey de todos los reyes de la Tierra, autoproclamándose dios mundial sobre toda la Humanidad.
Pese a ello, muchos israelitas y creyentes de ese entonces que permanecieron fieles a Dios durante los tres años y medio de su gobierno anunciaban a toda la gente que su gobernante es un impostor, que pronto vendrá el Verdadero, el Legítimo Rey de reyes y Señor de los que señorean, el que creó la Tierra y da a todos vida y respiración y todas las cosas.
Aquel que al tiempo debido vino en carne humana y murió en la cruz del Gólgota a fin de redimir a la Tierra con su propia sangre de la potestad de Satanás.
En los últimos tres años y medio el diablo aplica todo esfuerzo para exterminar a los creyentes en Dios y poner fin a las alusiones concernientes a El; pero los perseguidos y sufridos no callan. En los interrogatorios y durante los tormentos ellos continúan testificando delante de sus verdugos sobre la inminencia de la venida de Cristo, el legítimo Rey de toda la Tierra (Mateo 10.16-23), tal como hace veinte siglos hacían los primitivos cristianos, con el éxito y eficacia que son notorios en la Historia.
Como una vez Herodes se enteró por los jefes espirituales de Israel del lugar donde nacería el Rey, ahora el superhombre, sus colaboradores y todos sus agentes que persiguen a los creyentes, interrogándolos ante los tribunales, se enteran perfectamente dónde debe aparecer Cristo en su venida. Este lugar es el monte de los Olivos, próximo a Jerusalén (Hechos 1.10-12 y Zacarías 14.3). Todas las señales de su advenimiento se presentan y el anticristo, como en otro tiempo Herodes, intenta impedir la venida del Señor para así retener el domino sobre la Tierra. Y si no, en último caso, llevar consigo a la perdición a todos los moradores de la Tierra.
Se convoca a gobernantes y agentes del superhombre a una conferencia mundial. David, previendo ese momento, dice: “¿por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantan los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su Ungido… El que mora en los cielos se reirá. El Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor y los turbará con su ira” Salmo 2.1-5
En esta conferencia convocada por el anticristo de todos los gobernantes de la Tierra que están bajo su dominio, se decide realizar una movilización general de las fuerzas vivas y técnicas del mundo a fin de lanzarlas al encuentro del Cristo que viene.
Juan, al describir esta movilización en el libro de la Revelación, dice: “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo para reunirlos a la batalla de aquel gran día de Dios Todopoderoso… Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Apocal. 16.12-16)
Humanamente hablando, la movilización de fuerzas para la lucha con el mismo Dios que viene a la Tierra es absolutamente increíble. Únicamente los insensatos pueden llegar a semejante reflexión, porque ¿qué lucha puede haber entre los seres mortales de la Tierra con los inmortales que viven eternamente con Dios y que vendrán juntamente con él? ¿Qué armas podrán resistir contra el Creador del Universo? Esta insensata imaginación es una fantasía del raciocinio humano.
Para la persona que piensa normalmente, semejante empresa es una lucra; no obstante, debemos tener presente el hecho de que la Humanidad está engañada y seducida por el diablo. Rechazó la verdad dada por dios para su salvación y ahora Dios permite a los moradores de la Tierra el espíritu de error, de modo que ellos creen completamente la mentira satánica (2 Tesal. 2.12)
Ellos recuerdan la escena del reciente combate de su jefe con los dos profetas, los que poseías fuerzas sobrenaturales, a quienes él derrotó a la vista de todo el mundo. En la embriaguez del triunfo los vivientes de la Tierra exclamaron: “… ¿quién como la bestia, y quién podrá luchar con ellas?” Apocalipsis 13.4
Si él venció a los profetas, ¿no puede, acaso, medirse con las fuerzas celestiales que vienen? Empieza con una frenética propaganda por todo el mundo. Juan ve a tres espíritus inmundos que salen de la trinidad satánica y que llaman a la lucha alocada en la Tierra. Estos espíritus de propaganda efectúan diversas señales animando a los hombres para la batalla, infundiendo en sus corazones una falsa esperanza de éxito.

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