cap. 6 DIVERSAS TÁCTICAS DEL ENEMIGO pag. 112, 113

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El antiguo Amalec, conociendo el motivo del descenso del Espíritu Santo y el propósito de la aparición de la Iglesia y su designación en la Tierra, se puso en guardia. Así como en otro tiempo él salía al encuentro de Israel con  la espada en la mano, de forma análoga el Amalec espiritual sale al encuentro de la Iglesia.

"Llevad a los cristianos a los leones sobre la arena de los circos", es su grito de consigna a sus cómplices de los tres primeros siglos.

La sangre de los inocentes y mejores ciudadanos del país no era necesaria ni para Nerón ni para sus sucesores, sino para el antiguo Amalec, el diablo que, en este caso,   estaba insinuando a aquellos el pensamiento sobre la manera de destruir las legiones de Dios.

Más tarde el diablo se apodera de los jerarcas y autoridades religiosas de España, Francia, Inglaterra y Alemania, y en nuestros días a otras autoridades diversas, y a sangre de los mártires, miembros de las legiones  de Dios, de la Iglesia, se está derramando en la Tierra en todos los siglos.

Sucedía que de tiempo en tiempo este ejército de Cristo físicamente estaba casi por completo destruido; sin embargo, moralmente permanecía y permanece victorioso, porque el que lo escogió y  lo envió, nuestro Moisés, Cristo Jesús, sigue sin cesar los pasos de su lucha El está de pie detrás del mismo, con las manos alzadas. Por su parte, el fiel Capitán, el Espíritu Santo, que conduce la lucha, lleva  a esta legión de victoria en victoria moral, aun en medio de aparente derrota material.

En todas las guerras hay tiempos de calma, cuando los adversarios están concentrando sus fuerzas para un nuevo ataque y después de este receso reanudan el combate aún más encarnizadamene. En la guerra entre la Luz y las  tinieblas observamos un hecho similar durante toda la historia de las Iglesia y su lucha.

Finalmente, en cada guerra, llegan momentos en los cuales deben tomarse las más drásticas resoluciones de combate. Actualmente la Iglesia está entrando en el período de la postrera batalla. En este tiempo no se eleva de un solo país - como fue el caso en el imperio romano - el grito de:  "los cristianos, a los leones" sino que de todos lados se levanta el bramido: "Fuera los cristianos de toda la Tierra".

Hasta días recientes las naciones occidentales se hallaban libres de persecución y, por el contrario, a la reserva. El Espíritu Santo alistaba a muchos voluntarios bajo  el nombre de misioneros y los llevaba a la batalla por toda la Tierra, pero estos tiempos casi han terminado y no está lejos el día cuando la sangre de los legionarios de Cristo será derramada también en estas naciones.

En Apocalípsis 17:1-6 Juan ve en visión a una gran ramera que está embriagada con la sangre de los santos y de los mártires de Cristo: y en el último versículo de este capítulo se habla de que esta mujer es la reina sobre todos los reinos de la Tierra, y al parecer está dando al poder político el derecho de derramar la sangre de los santos y de los mártires de Cristo.

La revelación divina da testimonio de que la ramera se unirá con sus hijas -otras organizaciones eclesiásticas- en un solo sistema para justificar al poder secular  que será empleado por el diablo antes de su fin como instrumento para la última tentativa de destruir en un combate final al ejército de Dios, la Iglesia.

La mujer ramera, habiendo ya reinado por largo tiempo sobre muchos pueblos, está subiendo al trono para reinar sobre la última parte de las naciones que ella no dominaba todavía, por ser políticamente libres.

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